Quantcast
Channel: El salto del ángel
Viewing all articles
Browse latest Browse all 179

Una pausa

$
0
0

Jeremy lipking Day Dreaming_32x24
De vez en cuando conviene detenerse. No sólo para tomarnos un respiro, sino también para poner en cuestión lo que damos por supuesto. La simple reiteración de lo que hacemos, de lo que nos preocupa, de lo que perseguimos, acaba asentándose como lo más natural. Ya está definido lo que es decisivo, lo que ha de importarnos, lo que ha de interesarnos, aquello que ha de inquietarnos y de movilizarnos. “Es así y siempre ha sido así”, asentimos. Incluso es como si lo que pensamos no hubiera necesitado jamás problematizarse. Vamos y venimos a los asuntos, sin que resulte del todo claro qué nos mueve. Y, desde luego, tampoco disponemos de demasiado tiempo como para perderlo en replanteamientos. Se trata de ir tirando, se dice, y con ello arrastramos una rémora de lo ya clausurado y decidido en nuestras vidas. Lo habitual podría tranquilizarnos, y no es para menos. Por eso deseamos que sea suficientemente soportable. Y por ello las pausas son tan atractivas como desasosegantes.

No es que al detenernos cabe perderse la inercia, es que cesar nos parece en algún sentido ceder. Es decir, abrir lo que no deseamos considerar, ni siquiera para afirmarlo o para ratificarlo. Podría aparecer una nueva fatiga, no la de un simple cansancio, sino la de un cierto empalago o hartura de lo que venimos haciendo. Y detenerse vendría a ser un determinado gesto de insurrección ante nosotros mismos. Si hemos de interrumpir, que quede claro que es porque tenemos otras cosas que hacer que, si nos descuidamos, también aparecen como nuevas tareas y ocupaciones, por ejemplo, descansar. Y entonces son ellas las que habrían de cubrir todos los espacios y todos los tiempos. La pausa ha de poblarse de obligaciones, no sea que se nos aparezca en todo su esplendor un momento para la puesta en cuestión, y no tengamos ya excusa.

Jeremy Lipking_TheArtist_Todorovitch_40x24_000

La pausa tiene algo de atrevimiento. Es verdad que la necesitamos y que, hasta cierto punto, se nos impone. Y la agradecemos y la festejamos no pocas veces, mientras a la par repasamos lo que nos cabe realizar o ha de hacerse. Nos tememos que quizá vivimos desaforados por lograr lo que no merece tanto la pena, agitados por lo que nos altera, propiciado por quienes a su vez nos agitan para conseguirlo. Y lo más curioso es que lo vivimos como propuesto por nuestra propia decisión.

Las dificultades para discernir lo fundamental obedecen a que se nos ofrece con solícita respuesta lo que parece corresponder a nuestras más íntimas necesidades y deseos. En realidad, otros creen conocer bien lo que nos conviene, incluso en la pausa. Prevenirse de ver demasiado claro es un interés compartido. No resultaría muy llevadero. Basta con algunos indicios, con algunas indicaciones y con algunas satisfacciones. Así que detengámonos, pero para continuar en la faena. Hay que ser arriesgado para plantarse en una verdadera suspensión.

Sin embargo, cuando nos concedemos una pausa, si es honda e intensa, aunque no sea prolongada, algo se trastorna y se disloca en lo que venimos viviendo. La experiencia de un tiempo diferente, la irrupción de otras personas y de otros asuntos afecta al estado de cosas. Procuramos que ello no haga sino ratificar lo que ya vivimos, aunque a su modo también efectúa su labor para mostrarnos lo insensato de entregas desmedidas a lo que posiblemente no hace sino absorber la sonrisa que aún nos queda. El imperio de los beneficios comienza por lograr que interioricemos lo que creemos que efectivamente beneficia e interesa a nuestra permanente dedicación, sin otro aliento que el que nos permita recobrar fuerzas para proseguir. La pausa se queda en una pausa técnica.

Quizás un determinado modo de supuesto descanso busca en ocasiones sólo la interrupción. Podríamos tratar de dormir con la esperanza de no tropezar con el sueño de otras vidas no vividas, con el temor de desearlas. Y así procurar que las pausas sean un modo de silenciar la discontinuidad para enlazar jornada con jornada, tarea con tarea, sin tener que padecer la experiencia de lo insípidas que a veces pueden tal vez llegar a ser lejos de todo pensamiento.

Jeremy lipking Antique Chair

Sin embargo, la pausa podría liberarnos, no sólo incidental sino paulativamente, de la rutina del encierro en las mismas cuestiones, en el limitado horizonte de los mismos asuntos, en las reiteradas preocupaciones, en idénticas miradas, en toda una claustrofóbica especialización de los intereses, como si el mundo y la vida se agotaran en lo que una y otra vez nos da diariamente que decir y que pensar. Sólo se producirían algunos lapsus en los que, si nos descuidamos, incluso en ellos volvemos sobre los temas de siempre.

Pero la imprescindible pausa es siempre una inflexión, un breve intervalo, que podría inducir a considerar que únicamente se busca recobrar las fuerzas para proseguir, sin otro objetivo que continuar la tarea en mejores condiciones. O por el contrario, ofrecernos no sólo un respiro, sino otros aires.

Una buena pausa produce no pocas veces diversos efectos. Es un tiempo que ofrece la posibilidad de adoptar cierta distancia respecto de lo que venimos haciendo. No sólo al quizá cuestionar hasta qué punto encontramos sentido, o somos capaces de dárselo a la tarea, al movimiento, a la ocupación, sino sobre todo por ofrecernos otro ángulo para una mirada y una consideración diferentes. A veces, un sencillo desplazamiento nos permite comprender la relativa importancia de lo que con diferente proximidad parece decisivo, y a lo mejor nos acerca lo suficiente a otros que no están en nuestros mismos menesteres como para afectar a nuestra presupuesta escala de valores. En ocasiones, nada nos impulsa más que una pausa, pero no siempre lo hace en la dirección previa o prevista. Por eso, algunos nos proponen no parar, no parar jamás, continuar sin desmayo. Y sin hacernos demasiadas preguntas. Saben que una sencilla pausa podría revolvernos.

Jeremy lupkink outdoor cafe

(Imágenes: Jeremy Lipking (1975-), Day Dreaming; The Artist Joseph Todorovitch; Antique Chair; Outdoor Café)


Viewing all articles
Browse latest Browse all 179

Latest Images

Trending Articles





Latest Images